Y el solsticio trajo mi nombre...
Usualmente, tengo una película, una canción o un libro en mi cabeza para cada situación. No puedo evitarlo y tampoco quiero. Mi mente es como un gran archivo y sin que nadie se lo pida busca una manifestación artística conocida para adaptarla a la situación. Es algo muy parecido a colocar la música en las escenas de las series o las películas.
Este blog es un poco una explosión de todas esas manifestaciones artísticas que llevaban demasiado tiempo esperando salir. La diferencia es que es mucho mas amplio y abarcador porque incluye lo aprendido con las ciencias tanto las sociales como las naturales. Después de tener un ratito el síndrome de Peter Pan y otro ratito el síndrome del impostor, y no saber como llamarme profesionalmente y los demás tampoco saber como llamarme. Una vez más, me lanzo a hacia lo desconocidamente conocido. La razones del sin nombre son producto de tener una multiplicidad de intereses y de estudios que resultan una locura a la hora de colocarte en algún lugar para encajonarte y poder atribuirte alguna profesión. Soy muchas cosas y soy escritora.
Tengo un fuego por dentro que me está quemando la piel. Quisiera que esto fuera el verso de algún poema o canción, pero es literalmente mi situación actual. La urticaria que me trajo el verano pasado y no me quiere abandonar, me esta obligando a la aceptación radical de mi vocación como escritora. Uno de los grandes aprendizajes de este año, que agradezco infinitamente, esté por culminar fue la redistribución de la terquedad. Ella me ha llevado a lograr grandes cosas; insistir, resistir y persistir es parte de mi evolución. El aprendizaje de cuando seguir y cuando soltar ha sido maratónico. Se que no soy la única que se siente así, habemos muchos que lo expresamos, pero a otros les cuesta más. Les doy la bienvenida a un espacio para compartir la buena locura, un espacio para debatir con respeto, un espacio para la conciliación y para la creación.